La timidez en bebés y niños pequeños es un tema delicado, ya que las conductas que generalmente se asocian a la timidez en bebés son en realidad parte del desarrollo normal de la socialización y de la respuesta emocional; La “timidez” propiamente dicha es difícil de diagnosticar en bebés.
Desde los 6 u 8 meses es común que los bebés desarrollen lo que se conoce como ansiedad ante los extraños o temor a lo desconocido. Durante este periodo, muchos bebés muestran señales de inquietud, llanto o apego hacia sus cuidadores cuando están en presencia de personas nuevas. Esta respuesta es parte del proceso de apego y adaptación, y generalmente se reduce con el tiempo y la exposición gradual a nuevas personas y entornos.
Estudios sugieren que a partir de los 18 a 24 meses, algunos niños pueden mostrar signos más consistentes de inhibición social (Schmidt & Fox, 1995), que se considera una predisposición genética hacia la timidez o una reacción al temperamento. La inhibición social es la tendencia a sentirse incómodo o retraído en nuevas situaciones o frente a personas desconocidas, y puede ser un precursor de la timidez en la infancia temprana y más adelante.
Es importante recordar que la timidez en esta etapa no necesariamente será permanente. El ambiente, la crianza y las experiencias tempranas son factores que influyen en si estos rasgos se mantienen o disminuyen. Además, se recomienda no etiquetar demasiado rápido a los bebés o niños pequeños como “tímidos”, sino observar cómo evolucionan estas conductas con el tiempo y brindarles apoyo emocional para que exploren el mundo a su propio ritmo (Kagan et al., 1988).
Referencias Bibliográficas
• Kagan, J., Reznick, J. S., & Snidman, N. (1988). Biological bases of childhood shyness. Science, 240(4849), 167-171.
• Schmidt, L. A., & Fox, N. A. (1995). Individual differences in temperament and behavioral inhibition in early childhood. En J. L. Nadel & L. A. Schmidt (Eds.), Foundations of cognitive science (pp. 63-94). Oxford University Press.